Aportando claridad sobre los temas de género y el empoderamiento femenino en las revisiones actuales de las NCDs en COP30

Créditos: Robin Erino

Por Amanda Legórburu, Investigadora en EmpoderaClima

Definiendo las NCDs y su relevancia en el ámbito internacional

Durante la COP21, 195 países firmaron el Acuerdo de París con la intención de parar “el incremento de la temperatura promedio global y bajarlo a 2ºC por encima de los niveles pre-industriales”. Para llevar esto a cabo, introdujeron las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NCDs), donde todas las Partes a la Convención deben crear planes de acción climáticos que incluyan esfuerzos de mitigación y adaptación, involucren múltiples actores y sectores de la economía, y ofrezcan oportunidades únicas para integrar el género. Las NCDs funcionan como el mecanismo principal de un país para sus políticas y planes climáticos nacionales dentro de su propio presupuesto, por lo que deben incluir, formar, y tomar en cuenta aquellos más afectados.

Cada cinco años, las NCDs se actualizan para que los países puedan revisar sus planes y entretener niveles de ambición más altos. Las actualizaciones de las NCDs deben seguir un principio de progresión, donde las nuevas metas deben ser más ambiciosas que las anteriores. Para que puedan ser un camino hacía la reducción de los gases de efecto invernadero (GEI), estas revisiones deben proporcionar una oportunidad clave para que los países puedan construir un enfoque con perspectiva de género. Durante la primera ronda de NCDs en 2015, sólo 45 países integraron temas de género en sus planes. De acuerdo a la CMNUCC, 85% de las NCDs de segunda generación hacen referencia al género en comparación con tan solo el 29% en la primera ronda, y el 90% de ellas ya ha integrado dimensiones de género.

Un hallazgo clave del estudio “Género y planificación climática nacional” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en el 2021 fue la sugerencia que muchos países han comenzado a integrar temas de género en sus planes debido a su compromiso por la igualdad de género, realzado por la inclusión del Programa de Trabajo de Lima sobre el Género mejorado (PTLG) y su Plan de Acción de Género (PAG) en el Acuerdo de París en la COP25 de 2019. Otra perspectiva común de las NCDs es la brecha de gran implementación entre las ambiciosas metas del Acuerdo de París y los compromisos políticos reales que presentan los países. Así como el año para presentar la tercera generación de las NCDs viene a su fin, es esencial que los países mejoren sus planes para “establecer objetivos y políticas con perspectiva de género que vayan más allá del reconocimiento y se traduzcan en compromisos reales y viables.

La manera en la que los países definen a las mujeres en sus NCDs trae a la luz como los temas de género y el empoderamiento femenino se entienden a nivel nacional, lo que puede condicionar las prioridades nacionales a través de un enfoque de género y contribuir a reducir la desigualdad de género. Esto tiende a empezar con reconocer que, debido a los roles y responsabilidades diferentes que la sociedad otorga a los mujeres y hombres, existen diferencias de género en cuanto al impacto del cambio climático y sus respuestas, vulnerabilidades, y capacidades de adaptación. Las Islas Marshall son un ejemplo clave de esto, donde se reconoce y posiciona a las mujeres como agentes del cambio, lo que se refleja en las políticas del país a través de su Política Nacional de Transversalización de Género y la Ley de Igualdad de Género (2019).

Las personas marginadas que viven en zonas propensas a riesgos son mucho más vulnerables a los efectos climáticos, y es común que las instituciones encargadas de su protección estén insuficientemente capacitadas o reacias a enfocar su apoyo en los más vulnerables. Las mujeres y las niñas, en particular aquellas en pobreza, enfrentan mayores riesgos y cargas. En las inundaciones de Pakistán de 2022, que tuvo 3.3 millones de afectados y alrededor de 1.700 víctimas letales de las cuales un tercio eran niños, se estima que 80% de aquellos desplazados son mujeres.

De acuerdo con el Banco Mundial, la igualdad de género es un contribuidor principal para lograr mejores resultados de desarrollo, como la reducción de pobreza y la sostenibilidad. De este modo, las mujeres no están solo en la vanguardia de la advocación y liderazgo climáticos, sino que también determinan la energía del hogar e introducen energías renovables en sus hogares y comunidades. Las mujeres también siguen estando subrepresentadas en el liderazgo ambiental, teniendo tan solo 26.8% de las posiciones de ministro de gobierno en la UE, que sigue siendo lo más alto que jamás haya estado. Una manera de abordar el desequilibrio de poder es contactar con organizaciones de los derechos de las mujeres y grupos de expertos en temas de género, y que también se proporcionen espacios para el liderazgo femenino en la creación y revisiones de las NCDs.

Créditos: Kafeel Ahmed

Considerando una nueva perspectiva de género en planes de acción climáticos

De los 165 NCDs presentados en el 2016, solo 40% mencionan el género. Mientras que este puede ser un porcentaje bajo, si muestra una consciencia de consideraciones específicas del género y las mujeres relevantes a la acción e impacto climático. Además, la guía de desarrollo para las NCDs originalmente no incluía una perspectiva de género, es por la anteriormente mencionada PTLG que estas discusiones sobre el género comenzaron a tener un espacio dentro de las políticas climáticas. Casi una década después, 78% de las NCDs actualizadas incluyen explícitamente a las mujeres en sus planes nacionales.

Sin embargo, el número de NCDs que explícitamente sigue el progreso de los planes con perspectiva de género, se comprometen a presupuestos climáticos con perspectiva de género e inclusión de temas de género en las estrategias financieras es muy bajo. Para que las NCDs se vuelvan herramientas cruciales que avancen la igualdad de género dentro de los esfuerzos climáticos, los responsables políticos deben aprovechar el conocimiento, las fortalezas y las contribuciones de todas las personas. Deben entender el impacto sesgado por el género del cambio climático y empoderar a todos para gestionar y responder a los riesgos climáticos.

Después de la inclusión de directrices de acción con perspectiva de género y consideraciones de igualdad de género integradas en el Programa de Trabajo de las NCDs, la Alianza facilitó el acceso de los países a toda la gama de conocimientos especializados y recursos técnicos de sus miembros en materia de género. De esta manera, pudieron establecer acciones y metas específicas a los temas de género, a la vez que consideraron la interseccionalidad de estos planes nacionales. El género no existe en un vacío, y los problemas pertinentes a las consideraciones de género suelen conectar con otros grupos marginalizados, desde ancianos hasta aquellos en pobreza, desde pueblos indígenas y aquellos con discapacidades hasta la comunidad LGBTQIA+. Aunque haya habido un incremento en la discusión de la igualdad de género dentro de las NDCs, 46% hace referencia a la juventud, solo 19% de ellos hacen referencia a los pueblos indígenas, y un pequeño 4% incluye referencias a grupos LGBTQIA+. Tener NDCs con perspectiva de género no solo debería de significar el empoderamiento de las mujeres, sino también representar todas las identidades y comunidades que ellas comparten.

Créditos: Kamran Guliyev

El camino hacia NCDs con perspectiva de género y justicia de género en planes climáticos

La transición hacia una economía renovable y de emisiones bajas también debe funcionar como un vehículo de transformación hacia la justicia social. Las NDCs deben permitir una transición justa de combustibles fósiles que desafíe las barreras de género—incluyendo todos los derechos humanos así como también la soberanía indígena—e invierta en protecciones sociales mientras que mantenga a las industrias de que las comunidades dependen, como la sanidad y la educación. Si no, entonces las desigualdades económicas existentes solo serán continuadas en una economía “más verde.” Para garantizar esto, las NDCs tiene que considerar un enfoque holístico e incluir medidas en todos los sectores de su gobierno, asegurándose de que haya una coherencia entre ellos y sus procesos y documentos con múltiples partes interesadas.

Algunas de las principales barreras claves analizadas desde la implementación de las NDCs para la integración del género en en las corrientes principales incluyen la falta de datos desagregados, la capacidad técnica inadecuada, la financiación insuficiente para la acción climática con perspectiva de género, la falta de coordinación entre las instituciones sectoriales, el intercambio de conocimientos limitado y la insuficiente voluntad política.

Las Partes de la Convención deben comprometerse a trabajar en la revisión de las NDCs desde una perspectiva de género siguiendo cuatro áreas recomendadas: Gobernanza, Planificación e Implementación, e Instrumentos de Política Climática Mejorados. Para considerar Gobernanza, los países deben diseñar estrategias de capacidad de desarrollo que beneficien a todos igualmente a la vez que prioricen referencias de género que consideren a los grupos afectados no solo como víctimas sino como agentes de cambio. La Planificación, en vez, se refiere a la efectiva participación de grupos vulnerables como partes interesadas. Finalmente, la Implementación toca temas de mecanismos inclusivos para monitorear las NDCS en cada país, participando con disposiciones institucionales específicas de género dentro del gobierno e involucrando expertos de género en el desarrollo de marcos de seguimiento y evaluación. Con estos, deben de considerar ambas acciones con perspectiva de género y las transformadoras de género, como las explicadas en la “Guía técnica sobre la integración de la perspectiva de género en las contribuciones determinadas a nivel nacional y en las estrategias de desarrollo a largo plazo con bajas emisiones.

El informe de WEDO InsightsHacia unas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) con perspectiva de género”, señala que “las comunidades necesitan mayores reducciones de emisiones, una financiación climática más sustancial y un aumento significativo de los recursos para posibilitar una transición con perspectiva de género. Como planes nacionales de acción climática, las NDCs deben considerar de forma integral la mitigación, la adaptación, las pérdidas y los daños, la financiación y las medidas de transición justa, con el alcance y la escala necesarios”.

En breve, las NDCs deben seguir varias directrices para que puedan ser más inclusivas a consideraciones de género. Hay guía de herramientas oficiales y relevantes, entre ellas la del PNUD (2024) titulada “Planificación para un futuro con cero emisiones netas” y la guía de la UICN sobre el desarrollo de planes de acción de las NDC con perspectiva de género. Estas incluyen ideas como comprometerse a datos desagregados por género, establecer metas sectoriales de género, fortalecer el financiamiento climático con perspectiva de género, promover la protección social de las comunidades afectadas, y, como se ha mencionado ya, involucrarse con organizaciones lideradas por mujeres durante el proceso de decisiones. Es la falta de consideración de género lo que ha causado contratiempos, por lo que las NDCs deben ir más allá para llegar a los objetivos planteados en el Acuerdo de París.

Créditos: Rohit Dey

¿Cómo han contribuido los países a sus sus propias políticas climáticas revisadas con perspectiva de género?

Con el inicio de la COP30, es importante considerar las revisiones específicas de las NDCs de cada país y lo ambiciosas que han crecido en los últimos cinco años. En octubre de 2025, 111 países han introducido sus NDCS actualizadas. De acuerdo a la CMNUCC, hay ahora un mayor cambio de enfoques sensibles al género a enfoques transformadores del género. Aunque las primeras guías enfatizaban la participación y la inclusión, ahora buscan confrontar las barreras estructurales, redistribuir el poder, y promover la justicia interseccional, mucho más adaptada a la capacidad de cada país.

La última ronda de revisiones probó que las políticas de género dentro de las NDCs sigues siendo un punto de contención, ya que solo 51 países activamente se involucran en integrar el clima con el género, 44 están iniciando este proceso, y 101 todavía han de hacer algún esfuerzo público en esta materia. Del primer grupo, los países que resaltan por sus NDCs inclusivas al género en general son las Islas Marshall y Nepal, así como Moldova, Noruega, Chile y Jamaica. Con las NDCs de tercera generación, muchos más países han incluído una cantidad aumentada de consideraciones de género en conjunto a la coherencia y factibilidad de la implementación de sus planes. Además de los países ya mencionados, Colombia, Kenya y Vanuatu han logrado avances en la integración de género.

Algo particular es que, aparte de Noruega, todos los países mejor clasificados de acuerdo a su inclusividad de género y efectividad general son países en desarrollo. Aunque los países desarrollados tienden a enfocar sus NDCs en la mitigación, continúan dejando de lado la inclusión de género en sus políticas. Por otro lado, los compromisos climáticos realizados por el Sur Global se esfuerzan en incluir igualdad de género, pero esto suele estar condicionado en la financiación, tecnología y capacidad de construcción que pueden tener problemas asignando. 

A medida que los países actualizan sus NDCs, es crítico que los responsables políticos tomen en consideración ambos la capacidades de sus países así como también sus policías en tema de género en todos sus planes de acción. Para esto, los países deben asegurar unos procesos para el compromiso a través de las NDCs que sean inclusivos, equitativos, y ofrezcan una transición justa por el género a nivel nacional.

En la COP29, muchos gobiernos instaron a fortalecer la incorporación de género con el PTLG, que han extendido por otra década. En la COP30 en Belém, las decisiones sobre el nuevo PAG estarán entre las muchas discusiones de las NDCs, con el potencial de avanzar la inclusión de género en las políticas climáticas. Se espera que muchas de las NDCs actualizadas tendrán un enfoque multidimensional integrando objetivos con perspectiva de género en la mitigación y la adaptación, y teniendo en cuenta las estrategias de transición justa. Sin embargo, todavía hay una falta de ambición hacia esta tendencia por parte de los países desarrollados; y los países en desarrollo necesitan más apoyo de financiaciones climáticas basada en subvenciones por países desarrollados, siguiendo las obligaciones del Acuerdo de París, para así mejorar verdaderamente la eficacia de las NDC.

Es ahora más crítico que nunca que se incluyan en las NDCs marcos eficaces y transparentes y que ambos los gobiernos y la sociedad civil los monitoreen de cerca para avanzar hacia sus objetivos establecidos. Por ende, a medida que los países vayan implementando sus planes de acción, también deben de incorporar consideraciones de género a través de todas las etapas del proceso de revisión y todo lo que venga después, para garantizar una transición justa en materia de género hacia una sociedad más sostenible que no deje a nadie atrás.

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